Sin darme cuenta terminé un 25 de mayo por casualidad en Argentina. Los recuerdos se apoderaron de mí y acompañados de las tradiciones comencé a festejar.
Estoy en el Hotel Don Numas, que es un hotel Boutique SPA. En el desayuno, ya con los criollitos (los bizcochos de grasas), las medialunas y el dulce de leche casero comencé el día junto a mi escarapela.
San Lorenzo, donde queda el hotel, es a las afueras de la Ciudad de Salta a 15 minutos en auto. Es un pequeño pueblo que anteriormente se usaba para veranear donde las casa del fin de semana o verano eran el actividad preferida. Hoy en día algunas ya convertidas en hoteles y otras habitadas diariamente le dan el contexto a este pueblito, calmo, hermoso y donde estoy pasando mi 25 de mayo.

Para prepararme a lo que se venía, fui a caminar al Rerserva Natural Poligono A que es un cerro ubicado en la Quebrada de San Lorenzo desde donde se ve todo San Lorenzo e inclusive la ciudad de Salta. Valió la pena la caminata para lo que vino después.
Terminado el trekking o caminata al cerro, fui al Fortín Juan Carlos Dávalos, en donde esta además el Museo Didáctico de la Gesta Guemesiana y Gaucha; nada mejor para un día patrio. Allí se juntan los gauchos y hoy no era menos importante, se preparaba el locro tan famoso del 25 de mayo. Para los que no saben, el locro es como un guiso de maíz, con especias, verduras, carnes y otros ingredientes; es una de las comidas más típicas de la argentina y en los días patrios forma parte de la tradición. Si bien otros lo conocerán, siempre es bueno saber que existen muchas variedades de locro dependiendo el país. El de Argentina se hace con maíz, y mi bisabuela era la que mejor lo preparaba. Reunirnos en una fecha patria era toda una Ceremonia. Ella lo comenzaba a preparar la noche anterior, dejando todos los ingredientes preparados, y el día del almuerzo se levantaba muy temprano para que se comience a cocinar desde la mañana. Luego venían las clásicas empanadas criollas que ella también preparaba a mano (la masa incluida) y después el locro servido en vasijas de barro.
Fue ahí cuando los recuerdos aparecían, mi infancia, mis primas y la casa de mi bisabuela; las de veces que nos juntábamos a festejar un 25 de mayo y la Po, como se le decía a mi Bisabuela, preparaba el mejor locro que en la vida comimos. Que añoranzas de esos tiempos, y más porque la última vez que comí locro y festejé el 25 de mayo fue en ese entonces en la casa de la Po (diminutivo de Pochola, el apodo real de mi bisabuela Ángela; a quien pude conocer y compartir con ella por casi 20 años).
Terminando el festejo, deleite los verdaderos pastelitos argentinos y esta vez de membrillo, mi dulce favorito. Nunca tuve tanta felicidad y añoranzas de esos días de pequeñas junto a las tradiciones ya perdidas.
Qué lindo fue poder estar en Argentina, Feliz día de la Patria mi querido País!!
Que emocionante !!! Bellas fotos y hermosos recuerdos ♡
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