Llegamos a Jujuy y partimos directamente fuimos a su mejor pequeño pueblo, Purmamarca. Un pueblo pequeño montado en el nacimiento del cerro de los 7 colores. Sin dudas que esto es lo que hace el encanto de esta pequeña ciudad.
Las casonas construidas como si fueran de arcilla que ya de por sí le dan el aspecto pintoresco. Turistas por doquier, puesto que de eso se mueve la ciudad.
En la plaza principal, como toda ciudad, su pequeña Capilla, al frente varios puestos de regalos y souvenirs, o elementos típicos de la ciudad que podés comprar. Otros restaurantes que ofrecen toda clase de comidas típicas desde humita, locro, empanadas, comidas hechas con quínoa y hasta llama, que es un referente tipo de la parte culinaria; así como también podés comprarte mantas, o ruanas realizadas con su lana que es muy calentita y protege mucho del frío.

Unas cuadras más arriba, como cuatro sin exagerar, tenés el mirador de la ciudad. Desde allí se tiene la mejor vista del Cerro de los 7 colores, sin duda el emblema de esta ciudad. Te cobran una entrada súper barata, para subir, de 12$ pesos argentinos aproximadamente.

Hay mochileros, turistas jóvenes, turistas ancianos y niños. Todos en movimiento, comprando, fotografiando o tomando excursiones.
Lleno de hostales y hoteles de lujo estilo SPA, con vistas increíbles. Donde mires, estás rodeado de vegetación, montañas y cactus. Mi lugar favorito es el Hotel Comarca, una vista impagable.

Desde Purmamarca tomás la excursión a Salinas Grandes, el precio de esta es de $ 175 pesos argentinos, a la fecha 30/05/2016 en dólares americanos serían unos U$S 12.50.
El gran desierto de Sal se encuentra a una hora y media en trafic, haciendo paradas para contemplar los paisajes y las alturas. El salar se encuentra a 3.400 metros de altitud sobre el mar, pero de ida uno sube hasta 4.170 metros. Hay que tener cuidado como dicen en Argentina, de no apunarse (para esto podés mascar un chicle o hacer un bostezo). La verdad es que al tema de la altura le tengo tanto respeto, que prefiero prevenir. Para ello tomé las pastillas para el mal de altura que había comprado para Cuzco y Machu Picchu, las cuales fueron eficaces. Yo las compré en Lima y me sobraron. Sino otras alternativas son: chupar caramelos de coca, tomar té de coca y/o masticar coca. Créanme probé los tres. El té en realidad ni gusto tiene, los caramelos parecen como que se disolviesen en tu boca y te dejan algo de sabor a miel y las hojas, las cuales mastiqué escalando la montaña de Machu Picchu, es como que masticaras una hoja de laurel, de esas secas que se le pone al guiso que preparás en casa. La hoja de Coca oxigena la sangre, que es lo que nos pasa cuando estamos a ciertas alturas que nuestro corazón no está acostumbrado. Es mágico, y lo juro, cuando la mastique sentía que los pulmones se abrían y podía respirar nuevamente de manera normal. Igual eso me ocurrió en Machu Picchu. La falta de oxígeno en ocasiones causa grandes dolores de cabeza que hacen que nuestro viaje no sea de lo mejor.
Lo que si también les recomiendo, es que no coman pesado, porque de ida hay una gran subida y muchísimas curvas, que te marean.
Volvamos a lo interesante, el salar es uno de los desiertos de sal que hay en el mundo, no es el más grande pero créanme que con su dimensión de 214.000 kilómetros cuadrados, parece que es infinito. Uno llega ahí, y tiene dos sectores al costado de la ruta para ver, conocer, probar y fotografiarse. Actualmente funcionan y son trabajados por una empresa privada y por una cooperativa. Se extrae sal para animales, consumo de hogar y producciones. Dependiendo de eso es la extracción, y el costo de las toneladas.
En un sector están las piletas, que son pequeños pozos que se cavan a 40 cm de profundidad, llega un punto de la excavación que se produce agua y ahí se forman las piletas. Luego dependiendo del calor se deja cristalizar la sal y se extrae para ser llevada a fábricas para producir la sal del hogar.
Son datos que nos contaron en la excursión, la verdad que estar ahí es algo mágico. Es necesario ir abrigados porque hace frío todo el año, pero con el sol es llevadero, incluso muchas veces hasta comienza a hacer un poquito de calor. Lo que sí , es muy importante que utilicen protector debido a que el sol refleja en la sal tanto como en la nieve, uno no lo siente pero a la noche créanme se van a acordar de mí y este posteo.
Cuando vayan, piensen en fotos artísticas, disfruten y saboreen la sal, contemplen ese paisaje y vean lo que la naturaleza nos ofrece.
Al retorno a Purmamarca, tienen una hora y pocos minutos, menos que a la vuelta porque no se hacen paradas. Vuelvan y disfruten una rica comida regional y descansen porque la altura cansa bastante.
Recomendación
Quedarse 2 días como mínimo, aunque cuando conoces Purmamarca queres quedarte más. Trata de asentarte a la altura y sino recurrí a los caramelos de coca o algún medicamento, fíjate esto antes de irte.
Un hotel que me fascinó a mi ahí fue La Comarca, es divino y te despertás a la orilla de las montañas.
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