Primer año que no hago mi reflexión de cumpleaños, porque cumplir años es el verdadero año nuevo de las personas y para la mayoría de las mujeres no hay cosa que nos pese más que los años o los kilos.

Si hay algo que no me puedo borrar de mis recuerdos es cuando una vez, a mis 24 años, una señora me pregunta “Y nena… ¿tenés novio?” y mi respuesta en ese entonces era que “No” (ella no sabía que yo acaba de pasar un año de gran dolor amoroso por las expectativas que a veces nos creamos). Lo que sí, esta señora concluye su frase con “Apúrate mi hija, mira que el último tren te está pasando”.

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Se imaginan que si a mí, o a cualquiera, a los 24 años se nos pasa el último tren?  En que nos estamos convirtiendo. Hoy 4 años más adelante miro atrás, y luego de 10 de egresada del colegio (tuvimos el encuentro la otra semana) y veo que si, a los 24 años se me paso o mejor dicho me baje de un tren para bajarme a otro y así fue pasando. Porque vos elegís tu camino, el trayecto y cómo hacerlo.

Hoy miro atrás y veo los muchos trenes que subí, algunos me pasaron al costado muy fuerte a los que no supe como subirme, otros en la primera parada ya tuve la suerte de bajarme. Creo que esta vida el último tren o parada final es nuestro último propio suspiro que en algún momento llegará.

En que nos convertimos cuando le decimos a chicas de 24 años que su último tren está llegando, o quien dijo que un hombre puede ser ese tren?? Hay que sacarse de la cabeza eso, uno puede ser feliz al lado de alguien, eso sin duda. Pero … que un avance en tu vida dependa de una pareja?

Tendríamos que criar a niñas que sean mujeres fuertes, audaces y capaces de vivir una vida libre, sin ataduras; que sepan que habrá un primer amor que nos marcará y otros que no valdrán ni una lágrima. Que habrá días que te vas a sentir sóla estando con muchísima gente y otros que te vas a sentir tan llena estando sóla. Mujeres emprendedoras, luchadoras y que no tengan miedo de una entrevista laboral porque su contrincante sea del sexo masculino.

Necesitamos inculcar a nuestras próximas generaciones a aceptar y aceptarse, por sobre todo frente al espejo. Que si una mujer fue capaz de lastimarte no vale ni la pena ni el tiempo, por más que esto nos cueste días de llanto y amigas.

Una mujer tiene que saber y entender cuán importante es y que ella es capaz de decidir que tren tomar, de cual bajarse y en cual seguir en marcha.

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Si yo a los 24 años por un segundo, ante ese comentario, pensé que mi último tren pasaba me pido perdón porque hoy después de tanto veo mi vida más arriba de una bicicleta, sintiendo el viento en mi cara, a veces colina arriba y vaya que cuesta, otras unas bajadas que te hacen sentir la adrenalina de la vida con tanta velocidad. Yo hoy elijo que mi último paseo va a ser mi último suspiro y mientras tanto voy a seguir tan feliz como me lo proponga.

4 Replies to “El último tren”

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