Como siempre me dice mi mamá el clima es una de las pocas que cosas que no podemos controlar ni evitar. Por días organizamos nuestro tan soñado viaje, excursiones y otras actividades para hacer y se viene un diluvio, una tormenta tropical o peor aún nieve y literalmente se agúan nuestros planes.
Hay ciudades, en especial las tropicales en las que será inevitable salvarse de una lluvia. Igual todo es muy relativo. Me acuerdo que durante un mes en el norte de Brasil solo lloviznó 10 minutos a las 9 de la noche, nada de otro mundo. Sin embargo a Tami, una de mis amigas, que se fue una semana a Fortaleza, también en el Norte, le llevó 3 días!! 3 de 7, de no creer.
Es ante esto y el pedido de mi amigo Javi Vera que les dejo un listado de actividades para hacer depende del grado de lluvia. Obviamente como todo en mi vida, viene con anécdotas y aprendizajes.
Llovizna de esa poquita y chiquitita pero molestita.
Me tocó en Bogotá y por momentos en Amsterdam, cortos pero reiterados, a veces molestos dependiendo de si el clima esta frío. Gente en estos casos se sigue recorriendo, o acaso te vas a encerrar en el hotel a ver pasar un día y ver series de Netflix. Igual esa no es mala idea si tenés mucho tiempo. Se conoce una Bogotá mojada, se aprende que en Amsterdam esa llovizna es parte del clima.
Si vamos a ciudades en donde es probable que ocurra esto, seamos prevenidos, llevemos esos pequeños paraguas que entran en la cartera y que con apretar un botón se abren (ese tengo yo y lo amo, Laura me lo trajo de Disney Paris). Llevemos un par de lindas botas de lluvia, inclusive yo tengo unas caño bajo que son botas cortitas casi como unos zapatitos, no ocupan mucho espacio ni peso y las uso en caso de lluvia. Con esto evitamos tener los zapatos mojados por días y un pequeño resfriado. Igual siempre que llueve, no se quien les avisa pero salen los vendedores por todas partes con sus paraguas, en especial en las zonas turísticas.

Igual estas lluviecitas son ideales para sentarse en un café a disfrutar de algo rico, mientras pasa para continuar y juntar fuerzas.
De esas que no sabemos cuándo van a parar y que son casi molestas, pero que no harán que perdamos el día ni nada. Si estamos de vacaciones, seguiremos disfrutando de éstas.
- Aprovechá ese día y disfrutá más de la cama del hotel. Incluso mimarte con un room service y dormí un chiqui más de tiempo.

- Museos, alguien dijo museos? Es la oportunidad ideal para encerrarte en uno, en ese que no conocés o el que tiene una exposición única por tiempo limitado.
- Shopping, shopping, shopping. Después de todo podés hacer compras, comer, ir al cine y todo lo que ofrezca.
- Día de spa, otra opción rica de esas que dan gusto mientras que llueve hacer sauna y unos masajitos. Siempre los hoteles tienen o si no averiguá donde hay. Incluso hay algunos con piscinas climatizadas.

- Si es el mediodía, aprovechá a ir a un lindo restó. Inclusive si tiene la comida de pasos es el momento ideal para hacerlo, duran por lo general de 1 a 3 horas y verás que el día no será tan malo.

- Si habías visto algún curso de cocina o algo de interés que ofrezca la ciudad, es el momento indicado para llamar y apuntarte para ese día.
- Sentarte en la ventana de un café o del hotel a ver el día lluvioso, escribir o leer.

- Ver si en el hotel hay juegos o juegos de mesa. Sería un buen momento para compartir con tus compañeros de viaje.
- Si estás en un parque de Disney aprovechá a ir a las atracciones bajo techo o a las tiendas de souvenir. Igual es importante que sepas que cuando llueve más de medio día el parque te devuelve un pase de acceso al parque a ser utilizado otro día.
De todas formas una simple lluvia no puede aguar tus planes y menos las vacaciones. Como me dijeron hace poco, simplemente agua es, no mata ni hace daño.
Tuve situaciones en los viajes que solo si era tormenta fuerte, de esas que te caen un rayo en la cabeza pararían las actividades. Por lo que te dejo un par para que las leas y veas que no es tan terrible.

- La noche en Tortuguero que fuimos a ver las tortugas, nos vino una lluvia tropical en medio de la playa. Yo ese día antes de la actividad decidí sacar el paraguas de la mochila y cambiarme las botas de lluvia, hasta ahora no entendí porque. Si lleve mi pilotín el cual no sé si ayudó tanto, ya que tenía una camisa de jean grande más el rompe vientos, sumado el calor y la lluvia no sé si prefería estar en el sauna o mojarme sin tanta ropa. Apenas empezamos a esperar a que pongan los huevos se larga una lluvia con todo, empapados solo queríamos ver a las tortugas y para el momento estimado tienes que tirarte en donde se encuentra la misma al suelo, una mezcla de arena y tierra. Volví mojadisima pero fue tanto lo que valió la pena que por suerte no desistimos.


- El día que decidí ir a nadar con manta rayas en San Andrés – Colombia. Minutos antes de subirnos al barquito de madera, de esos que no das dos centavos por el mismo, se larga una mega lluvia tropical. De esas que llueven tan fuerte que el agua te pega en la cara. La excursión seguía y el que desistía perdía el dinero. Nos subimos al barco, yo que al comienzo intenté estar seca, tras 20 minutos y navegando contra el viento, hacía que llueva más dentro del barquito (si tenía techo) que fuera. No me voy a olvidar mi imagen, parecía un patito mojado con una cara de pocos amigos. Cuando al fin llegamos a la zona de manta rayas, el agua del mar estaba calentita y tranquila, el clima hacia que cada vez haya más manta rayas. Fue increíble.

Lo mejor que al volver fui consiente que si no hacía esa actividad bajo la lluvia no sé qué hubiera hecho sola ese día, ya que ahí o vas a la playa o hacés este tipo de cosas. Y el auto que había rentado era de esos tipo carrito de golf que solo tienen techo, por lo que si regresaba al hotel ante la lluvia hubiera sido peor que el barquito.

- Un paseo por el Bósforo diferente, comenzó esa mañana en Estambul con una llovizna molesta. Continuábamos el free walking tour, para el mediodía ya había parado y mi idea magnífica de no cargar más las sombrillas (eran de las grandes, que nos dio la empresa) era dejarlas en un lugar para que el siguiente paseo ya no carguemos. El día parecía que mejoraba, si parecía porque a los 20 minutos de comenzar sí que se largó a llover, salimos a comprar paraguas por donde fuera y a continuar la caminata. La parada final era un barco, con terraza con techo y el famoso paseo por el Bósforo. Cuando llegamos ahí el guía consulta si vamos abajo o arriba ¿Y qué creen? Pues claro, la mayoría opto por ir arriba donde se veía y apreciaba bien. Frío, lluvia y viento fueron las condiciones climáticas. El paseo fue excelente y todo lo que aprendimos también. No les digo que no lo cambio por nada en el mundo, pero si digamos que algo bueno.
Así como estas tengo más anécdotas y créanme el no parar por la lluvia es una excelente idea es como que se vive todo desde otra perspectiva, mojados tal vez pero tiene su encanto. Después de todo te está lloviendo en Estambul y no en tu casa…

Terminado el paseo por el Bósforo nos dirigimos al Mercado de las Especias, ya que era bajo techo y estaba pendiente entre nuestras actividades. Aquí pasamos un buen rato de compras hasta que paró la lluvia. Me compré unos tés fantásticos y especias gastronómicas deliciosas.