Si alguna vez sentiste la necesidad de escaparte de la ciudad, ir a un lugar nuevo y estar en contacto con la naturaleza, la Reserva Natural Patrocinio es el lugar ideal.

Cerca de la frontera con México, camino a Retalhuleu está situada esta Reserva. En medio de una montaña a la cual llegamos con la camioneta del propio emprendimiento, dejando el auto estacionado en un aparcadero privado de una zona residencial, se encuentra el Patrocinio.

Con sus propias fuentes naturales y tesoros otorgados por la madre naturaleza, anidada en medio de los Volcanes Santa María y a quien se considera su hijito, luego de que dio a luz a Santiaguito un pequeño Volcán al pie del Santa María.

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A la hora de describir la Reserva, es difícil comenzar. Llegar ahí, fue toda una aventura de las buenas. En la camioneta, Don Manuel nos acercó a la finca, subidas, bajadas, precipicios, nada peligroso pero si lleno de adrenalina.

Ya una vez en la Reserva, nos recibió Sergio quien vive en la Reserva por hace más de 10 años. Nos presentó las instalaciones y nos acomodamos en nuestra cabaña. Las habitaciones, bien cómodas y lindas con baños con agua caliente y decorada con materiales típicos de Guatemala y algunos ornamentos antiguos que pertenecen a la familia de el Patrocinio.

Luego de acomodarnos pasamos a recorrer las instalaciones y prepararnos para realizar el canopy, eran cuatro senderos por los que nos desplazábamos.

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Terminado el canopy, pasamos al restaurante para ver el atardecer. El mismo está atendido por Laura, quien está en la Reserva desde hace 15 años. Ella nos preparó unas ricas limonadas para refrescarnos y nos dio unas boquitas para comenzar a abrir el apetito.

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Luego para la cena, había diferentes platos, yo elegí tacos de carne, deliciosos si los eran. Por su parte Jenny nuestra amiga americana pidió lo mismo pero de pollo y mi amigo Milton una sopa de tomate (estaba bien rica) y de plato principal un pescado con salsa teriyaki acompañado de puré de papas. Todos optamos por el mismo postre, unas cremas de chocodamia con banana.

Nos quedamos platicando un rato más y bien temprano, cuando la noche nos dijo nos fuimos a acostar. La paz de la Reserva era única, éramos tres personas más los que trabajaban ahí que también tienen sus propios hogares en la entrada de la reserva. El silencio hablaba y con él la naturaleza, en lo oscuro del camino guiado por linternas, que nos facilitaban en el lugar, íbamos sintiéndonos nosotros y a la naturaleza quien se estaba despidiendo para cerrar el día.

Al día siguiente decidimos levantarnos temprano, tipo 06.30 hs, para ir a la torre a ver a las aves; lo que normalmente se denomina avistaje de aves. Paulino, el personal más antiguo de la reserva fue quien nos  ayudó. Fue una mañana diferente, nunca antes vivida para mí. Le dimos la bienvenida a un nuevo día, vimos el amanecer con la vista de volcanes y aves. Algo único e inolvidable.

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Costo, pero lo logre. Me desperte a las 06 am para el avistaje de aves

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Terminado el avistaje, nos dispusimos a desayunar. Como siempre, Laura nos sorprendió con un mega desayuno. Por mi parte un chocolate caliente, jugo de mandarina recién exprimido y unos huevos revueltos acompañados de frijoles volteados y tortillas; bien guatemalteco.

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Terminado el desayuno, hicimos un recorrido por los alrededores, cabe a destacar que la reserva se encuentran dispuesta en una zona natural de 140 hectáreas de las cuales, en sólo 63 de ellas están ubicadas las cabañas y se dedican exclusivamente a la conservación, el resto son cultivos, naturaleza en su mejor estado.

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Bajamos por un sendero hasta el puente colgante, ahí pasamos a la cascada natural donde era imposible no querer salpicarse un poco con esta agua cristalina y fresca. Continuamos el sendero lleno de las mejores flores y plantas algunas antes no vistas por mí.

Llegamos ahora al sector de cultivos de café, cacao, nueces de macadamia y frutos tropicales. No les voy a mentir, me comí un par de nueces en el camino, irresistibles. La excusa era juntar fuerza para seguir el camino. Vimos animales silvestres, en su pleno habitat. Eso es lo más sorprendente como la Reserva se mantiene y mantiene su habitat, sin destruirlo, sin residuos, reciclando lo que se puede y mejorando. Creando más plantaciones y conociendo a la naturaleza.

Fue una experiencia única, el despedirnos fue difícil pero lindo. Las personas que viven allí, alrededor de 10 familias hacen de la reserva un lugar único e imperdible a la hora de pasar por Guatemala.

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Información:

Pagina Web: http://patrocinioreserve.com/

Mail: sales@mayaworld.com

Facebook: Reserva Natural Patrocinio

Telefono

  • +502 5903-3603
  • +502 4216-5934

 

 

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