La generación incomprendida

Soy de la generación de los Millennials, eso me dijeron un día. Soy de los que vamos en contra de los paradigmas y tiempos, nos basamos en la experiencia y en los desafíos. Soy de los que buscan superarse y, si no se sienten cómodos, cambian de lugar o renuncian. Sí soy de los Millennials, a  los cuales nos piensan como almas libres, que no es lo mismo que almas que se las llevan el viento.

Somos de los que amamos emprender y hacer,  generar nuevos proyectos y luchar por ellos. Somos de los que siempre escuchamos que nuestras ideas son descabelladas, pero más de uno la comparte o cree en nosotros. Somos de los que luchamos por un mundo mejor  y creemos que con las fuerzas de todos podemos lograrlo.

Vivimos en contradicciones con los adultos, y nos tildamos de no entendidos y ellos a nosotros de almas soñadoras. Pero sus tiempos y los nuestros son diferentes. Creemos firmemente que no hay tiempos delimitados para nada, ni para formar una familia, cambiar de trabajo, hacer un master u otra cosa. Sin embargo, entendemos que nuestros padres no lo creen ni comparten. No por eso decimos que no lo haremos, salvo que tenemos otras prioridades y ritmos.

Creemos firmemente en la auto superación y tratamos de ser independientes ni bien podamos. Soñamos con viajar, conocer otras  culturas, amigos, salvar el mundo y que todo eso forme parte de nuestro trabajo. Un día nos despertamos pensando en lo bueno sería irse a vivir a fuera, y no pasa del mediodía que estamos planeando nuestra meta del día.

Hacemos hasta lo imposible por no depender de nuestros padres, y si es posible llegar al máximo extremo de fin de mes y ajustarnos a lo que tenemos.

Vivimos nuestras propias experiencias y por más que se cansen de decirnos que estamos locos, creemos que es mejor aceptar la derrota luego de saborear la experiencia. Sabemos nuestros límites e intentamos ser mejores.

Somos proactivos y también amantes de un atardecer y de la paz del campo. Nos creemos capaces de cambiar la historia y de poder dejar un cambio antes de partir.

Salimos de los paradigmas que nuestros padres y las películas de la infancia nos inculcaron, y apostamos a nuestras propias cosas. Somos cambiantes y adaptativos, pero no por eso conformistas y cómodos.

Si deseamos algo, no paramos hasta que ocurra. Siempre tenemos a otro Millennials apoyándonos e incentivándonos. Somos arriesgados, nos gusta la adrenalina, y cual cliente exigente, a veces las cosas tienen que ser para ayer.

Nos cuesta entendernos con nuestros padres y a ellos entender que las cosas cambian, que hoy en día no hace falta casarse para tener que salir de casa o mucho menos para vivir en pareja. Que nuestras frustraciones se basan en sus sueños y en cuatro paredes atrás de un escritorio. Que todo lo que ellos soñaron de chicos nosotros vinimos a hacerlo realidad pero a nuestra forma y a nuestro tiempo.

Somos jóvenes con ganas de cambiar nuestra realidad y, si es posible,  la de otros que  están en la misma situación. Somos de una generación, si generación, de” hazlo tú  mismo y lucha por eso”.

Nos consideramos dependientes de la tecnología en tanto ésta nos ayude a generar. Creemos en los compromisos entre personas reales y no mediante actos que a futuro los rompan. No creemos que un anillo determine que un amor sea eterno, pero sí creemos en  las ganas de luchar y el compromiso de creer en lo que hacemos.

Somos amantes, amigos, compañeros y parejas… Todo sintetizado en la misma persona. Nos gusta descubrir, pero a la vez descubrirnos.

No buscamos la aceptación, simplemente el apoyo y una mirada de” todo va a estar bien”. Tenemos días en que somos más comunicativos y otros, más reservados, pero es que así somos. Pertenecemos a círculos pequeños y selectos,  con los que iríamos hasta el fin del mundo. No nos gustan las imprecisiones ni las mentiras. Por eso  somos frontales, determinantes y defendemos nuestro punto de vista.

Si no nos gusta algo, lo decimos; si no podemos cambiarlo,  nos vamos. Con esto no tratamos de lastimar a nadie, simplemente hacernos entender, porque como remite una frase: no somos árboles, por ende, no tenemos raíces y  podemos movernos.

Se dice que los Millennials datan desde 1980 hasta el 2000, pero hay otros que lo llevan en el alma y eso es mucho más verdadero. Hay que saber diferenciar, que no siempre a los nacidos en estas fechas son así pero algo tendrán.

También es cierto que mucho de esto se genera en nuestro ambiente, y bajo la lupa de nuestros padres y exponentes.

Somos criticados por  impacientes, pero,  sin importar nuestro status social buscamos salir de donde estamos y para capacitarnos. Somos chicos y chicas aptos para desarrollar trabajos de todo tipo,  que crecimos a la par de las tecnología y de los avances. Queremos que todos vayan a nuestro ritmo, pro  si no lo hacen, nos resulta difícil de entender y aceptar.

Nos gustan las historias de nuestros abuelos, y de sus épocas de guerras o dictaduras. Pero nos es difícil pensarnos  a nosotros pasando por lo mismo. Somos almas incomprendidas que vamos por la vida  desempeñándonos de la mejor manera.

Somos ajenos a los ojos de los otros, y actuamos conforme a nuestro sentimiento. Muchas veces es más importante esa corazonada que el consejo de otro.  Queremos vivir la propia experiencia.

Rechazamos las entrevistas de trabajos, basadas en libros escritos antes de que naciéramos. Buscamos valor en la persona como ser y no como objeto. Tenemos ideas disparatadas pero con cierta sinergia capaz de mover el mundo.

Sentimos que tenemos demasiado para dar y ante cualquier situación, siempre tenemos un punto de vista o sugerencia para ofrecer. Nos cuesta dinamizar en lugares donde nuestros superiores no tengan esa sed de superarse o crecer. Preferimos no tener empleo y tratar de manejarnos en forma independiente, a tener que estar en un lugar  donde no nos sentimos a gusto.

Cuando se nos pide ayuda, es como lograr la meta del día, lo hacemos sin dudarlo y dando lo mejor. Ni qué decir cuando son los adultos quienes lo solicitan.

Podríamos andar de jeans todo el día, es más, para nosotros sería lo ideal. Como almas libres nos identificamos con las modas que son atemporales y trascendentales en nuestra vida. Nos vestimos acorde a lo que nos gusta y como nos sintamos, creemos que es suficiente bajo esos dos conceptos.

Generamos grupos, amigos, tribus, organización. Vamos tras lo que queremos y luchamos por nuestros derechos y los de otros no tan afortunados.

Somos los que hacemos cursos de todo y para todo, que nos encantan generar un video sobre cómo hicimos algo. Creemos que muchas respuestas están en la web porque es algo actual y a lo que tenemos bastante acceso Inclusive usamos los tutoriales hasta para hervir un huevo, porque muchas veces dudamos de los consejos de  quienes tildamos de ancianos.

Nos gusta sentir, palpar, expresar. El arte, la música, el cine y lo bohemio. Somos cazadores de tendencias, y de talentos. Impulsamos a los nuestros a lograr lo que nosotros ya hicimos.

Somos los que vamos a cambiar el mundo.

Un estudio publicado por Pew Research apuntaba que los Millennials señalaban su inteligencia superior, la ropa, la tecnología y la cultura pop como sus rasgos definitorios. De hecho, su elección de carrera no estuvo definida por el salario sino por el estilo de vida. Quizás, como apunta The Washington Post, «como los actuales sitios de trabajo apestan, los cambios causados por la Generación Y sean lo mejor para todo el mundo». (ABC.es – A. Fernández, Madrid)

Dedicados a todos los Millennials incomprendidos de la vida, que andan por ahí tratando de generar su propio cambio. Fuerza y adelante, ¿Quién dijo que todo esta perdido?