La montaña rusa de la vida

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A veces me pregunto si a todos nos pasa lo mismo, que en los momentos de mayor sensibilidad, nos da por hacer una profunda reflexión o una  introspección.  Palabra que me gusta escribirla, pero me cuesta realizarla.

Acá yo, rumbo a un nuevo destino, en una travesía de horas y buenos presagios, me encuentro luego de una hora cuarenta y tres minutos exactos llorando por una película. Creo que nadie entiende cuánto yo disfruto del cine, sus dramas, tragedias y que cuando lloro exteriorizo mas lo que tengo adentro (los miedos o fracasos) que lo que la película misma trasmite. Siempre Pati y Tami (mis dos mejores amigas) se preocupan por la agonía que padezco al ver una película triste, siendo que a Pati, como ella misma dice, no le hace ni cosquilla.

MeAndEarlAndTheDyingGirlPosterPues bien, así soy yo, la que mucho dice, y a veces poco expresa realmente. Aquí terminando de ver “Yo, él y Raquel” y habiéndome llorado toda la película. Similar a “La decisión más difícil”; pero con protagonistas a dos amigos, quien Raquel amiga de Greg tiene leucemia y muere. Sí, ya sé me dirán que lo peor que hice fue matarles el final de la película, pero tranquilos, seguro que más de uno no la verá.

Continuando, luego de tanto llanto; siento que mi compañero de asiento en el vuelo ya está preocupado;  me decido a escribir y  a profundizar ese dolor que me causó. Esa tristeza que salía frente a mí. Y les juro, que si bien no soy de hacer esto, y por más que dudo que alguien lo lea, de repente estos desahogos hacen bien.

Terminamos el 2015, hice mi pequeña reflexión, renuncié al trabajo de mis sueños y me introduje en una nueva aventura. Al comienzo, creí que la aventura se trataba de ser bloguera, de viajar por el mundo disfrutando los placeres de la vida, descubriendo nuevos sitios y experiencias, conociendo a personas nuevas, algunas extrañas otras que se sienten más como amigas, a trabajar viviendo, y vivir trabajando. Pero que todo esto sea divertido, que más de uno piense que era el trabajo ideal. Vaya, que como suena, así lo era.

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Pero como todo está en manos del destino, aquí me encuentro 2016 , sos una montaña rusa. Y eso que vamos por febrero.

Hice un viaje de ensueño, que comenzó como  quise, sin planes, con un ticket e iba viendo día a día. Bueno la verdad es que mi extrema forma de organizar las cosas y ser estructurada hizo que por lo menos tenga un viaje planteado hasta el 20 de febrero. Luego en medio de esto, iría avanzando con las fechas y lugares. Felizmente, todo marchaba bien, demasiado bien para mi gusto y para lo que me suele suceder.

Primer stop, porque siempre tendemos a victimizarnos, a creer que sea imposible que todo salga  bien, si realmente depende de la óptica con la que miras y de verdad perdón si es una frase trillada. Pero teniendo tanto, y tantas cosas, siempre optamos por ver el vaso medio  vacío, esa parte de aire que hay ahí.

vaso-medio-lleno-medio-vacioLes pongo un ejemplo si lleno un vaso de vidrio trasparente a la mitad de agua nos cruzaremos con tres tipos de personas; los positivos que ven el vaso medio lleno, por otro lado están los negativos que ven el vaso medio vacío y por otro lado estamos algunos que vemos el vaso lleno. Dirán que estoy loca. Y si, y es hoy cuando entiendo esta metáfora (no soy tan buena para las metáforas y los chistes). Un vaso cargado hasta la mitad con agua es como la vida, en donde vemos las cosas tangibles y podemos percibirlas y luego está el aire, que forma parte de la otra mitad del vaso. Que si bien es intangible está ahí y forma parte de este todo.

 

Continuando, espero no marearlos. Me encuentro en esta montaña rusa, donde un día estoy en una punta del mundo cumpliendo mi sueño pero llena de miedos y sentimientos encontrados. Si bien siempre tuve ganas de hacerlo y muchas veces me admiré a esas personas que viajan con poco y viven una vida. Es difícil!! Muy difícil.

Tuve una semana de esa experiencia, y si me lo preguntan la volvería a tener. Fue mágica, el universo colaboraba, salía todo bien. Por momentos extrañaba y por otros quería tele transportarme por minutos a ese lugar donde estaban los que querían.

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Pasaron los días, seguía el viaje tomando su ritmo y empezaba ya a planear la segunda parte. Nuevos países y nuevos destinos, con ello más aventuras. Y tratando de sobrevivir con lo que tenía. De cumplir con mi trabajo, de adquirir nuevas costumbres. De convivir con la soledad. Pero era mi elección.

En uno de los tantos momentos que tengo wifi, recibo un mail. Una propuesta única y esperada. Un cambio rotundo a mi proyecto y a mi destino. Pero qué hacía yo? Como me animaba a tomar otra gran decisión  de cambiar todo. Me sentía en la nada misma, con todo mi vaso lleno pero a la vez lo veía vacío. Entré en una incertidumbre y nuevamente en pensar cómo decepciono a los demás (ese maldito sentimiento que toma fuerza de mi cuerpo y mente). Tendría que responder a la pregunta de todos,  eran esperanzadores pero nada 100% dado.

Y fue así, como alguien me hizo una pregunta; que se la recomiendo a todas las personas que trabajan en RRHH la realicen, en vez de ese trillado cuestionamiento que realizan;

  • ¿Qué harías si no tuvieras necesidad de ganar plata?

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Mi mente se quedó en blanco, nunca me hicieron esa pregunta. Por un lado pensaba y le respondí al instante viajaría toda mi vida. Por otro lado decía mentira.

Bueno no sé, fue una pregunta que me desato dudas existenciales ¿Será que la crisis de los 30 me llego 3 años adelantado?

Volviendo a la película, y ya mareándolos por completo, muchas veces estamos como Raquel y un día nos dicen que tenemos leucemia y empezamos a luchar contra eso, hasta que nos dejamos morir. O peor aún, muchas veces somos zombis vivientes, manejando/caminando por ahí.

No siempre tenemos adrenalina, pero sí tenemos una vida y a quien complacer, a nosotros. Cierto también hay personas a nuestro alrededor a quienes les importamos, y si ven que lo que hacemos nos hace felices, ellos podrán entender por completo nuestras decisiones.

Me encuentro parada frente a mi vida, en lo más alto de una montaña y tengo tantas formas de descender de la montaña, que no me decido cuál. Tengo la arriesgada, la calma, la forma cómoda, la forma segura o puedo quedarme ahí arriba y seguir contemplando todo.

Es complicado, porque cada forma y camino llevan  a un final diferente y en el transcurso nos iremos encontrando con distintos desafíos. Pero esos desafíos nos harán sentir vivos. Nos harán tener esperanzas y ganas de crecer.

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Tal vez nuestra vida no sea como la de las películas, tal vez sea mejor. Porque una película dura, lo que el guión y el escritor tengan ganas o necesidad de extenderla en segundas malas partes. Pero la vida no, la vida es una, no tenemos segundas partes, pero sí segundas oportunidades.

No siempre las segundas oportunidades son de lo mismo, pero si son de nuevos encuentros o desafíos. De esos pasos que damos por miedo pero nos hacen sentir seguros.

Hoy en día creo que si me preguntan cuál es mi mayor miedo, lastimosamente es el de complacer al resto. Hay días que me tengo tan poca fe como Greg (el amigo de Rachel la chica de leucemia), pero la vida me demuestra que si yo no puedo con ella y no la lucho, simplemente sigo en la cima de  una piedra sin vida viendo todo pasar y sin ser partícipe.

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Acá yo me encuentro cruzándome de una punta del continente a otra. En la lucha de esta montaña rusa como denominé a mi año. Lo mejor de todo? Me encantan las montañas rusas y creo que estoy preparada para lo que se viene.

Con esto no digo nada concreto, porque no lo sé, seguiré en la montaña rusa? Iniciaré un nuevo viaje?   no sé. Pero lo que sí les aseguro es que será lo que yo quiera y  eso incluye no , dejarme vencer.

 

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Dedicado a todos los que le gusta que escriba de corazón y para esas almas que andan en una incertidumbre constante como la mía, buscándose. Porque de eso se trata este viaje en que me adentré, en buscar(me).

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